El acuerdo alcanzado para modificar el texto original del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) consolidará a la región como una de las más atractivas para las inversiones. Y si hay inversión, hay crecimiento, hay bienestar, aseguró el presidente, Andrés Manuel López Obrador.

En este proceso se sortearon complejas negociaciones, en las cuales el mandatario mexicano atribuyó un papel relevante a su homólogo estadunidense, Donald Trump, de quien elogió su actitud respetuosa.

López Obrador afirmó: Tenemos este acuerdo en América del Norte sin dar la espalda a nuestra América, esto es muy importante. Es un asunto de relaciones económicas, de relaciones comerciales, pero también de geopolítica, para fortalecer nuestro continente americano.

Más allá de lo económico

El T-MEC, dijo, va más allá de lo económico y comercial. Se inserta en el ámbito político para alcanzar el consenso en beneficio de los tres países y también logra la unidad en el continente, puntualizó desde Palacio Nacional y ante Robert Lighthizer, representante de Comercio de Estados Unidos, y de Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá.

El mandatario encabezó en Palacio Nacional la ceremonia de la firma del Protocolo Modificatorio del T-MEC, que congregó además a los principales dirigentes sindicales y empresariales del país, incluido Gustavo de Hoyos, de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), crítico radical del gobierno.

Fue una convocatoria que permitió al líder del Senado, Ricardo Monreal Ávila, jactarse: Por vez primera, ciudadano Presidente, en su mandato están aquí en Palacio Nacional todas las fuerzas políticas nacionales.

Con 40 minutos de retraso inició el acto, que fue precedido por sendas llamadas telefónicas de López Obrador con Trump y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, de las cuales informó en sus redes sociales.

Ya en el salón de la Tesorería, visiblemente satisfecho, señaló: Llegamos a este acuerdo que consideramos fundamental, bueno para los tres pueblos.

El éxito de las negociaciones permitirá abordar el fenómeno migratorio de otra forma, porque la gente no abandona su pueblo por gusto, sino por necesidad. Con la garantía de crecimiento económico y bienestar en las regiones más marginadas, enfrentamos el fenómeno no apostando sólo al uso de la fuerza.

Las prolongadas conversaciones no estuvieron exentas de complejidades, que incluso pusieron en riesgo la soberanía nacional. El jefe del Ejecutivo federal tuvo elogios para los negociadores e incluso relató que en el ocaso del gobierno pasado, las discusiones fueron críticas.

La mayor dificultad

Fue en ese periodo en que se presentó la mayor dificultad, cuando se trató el tema de energía y no había acuerdo. No se aceptó lo que estaba originalmente en el proyecto y eso atoró la negociación y produjo nerviosismo, pero al final se llegó a un acuerdo; eso limpió mucho el camino para llegar al día de hoy, porque era un asunto fundamental para nosotros, algo que tenía que ver con nuestra soberanía, indicó el mandatario.

Encomió entonces el papel del presidente Trump en este proceso, por el trato respetuoso que recibimos. Algunos pensaban que iba a ser imposible llegar a este acuerdo, que no nos íbamos a entender en nada, que nos íbamos a pelear. Y miren lo que son las cosas, hemos podido entendernos, y muy bien, porque hay respeto mutuo; y en ambos casos consideramos que lo mejor de todo es el diálogo, la negociación, el acuerdo, la política. Él actuó de manera prudente, tolerante.

Su intervención abarcó un espacio para los agradecimientos, en especial para congresistas republicanos y demócratas, incluida la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, por la decisión de separar las diferencias propias de las democracias cuando hay procesos políticos electorales, como el de Estados Unidos.

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