La insistencia del Departamento de Comercio de Estados Unidos de que se revise la totalidad de las exportaciones de jitomate o tomate rojo de México en la frontera, para asegurar su calidad, causó un estancamiento en las negociaciones que lleva a cabo con las organizaciones de productores mexicanos sobre el arancel de 17.5 por ciento que impuso desde el 7 de mayo, informó Mario Robles, director de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES) y vocero de otras organizaciones afectadas.

Si Estados Unidos aplica tal revisión, entonces México tendría todo el derecho de inspeccionar de manera obligatoria la calidad del maíz, soya, trigo, manzanas, uvas, carne de puerco y de pollo, entre otros productos que importamos en grandes cantidades, advirtió a nombre de CAADES, la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida, el Consejo Agrícola de Baja California, el Sistema Producto Tomate Nacional y la Asociación de Productores de Hortalizas del Yaqui-Mayo.

Sostuvo que la petición ya fue planteada por el sector al secretario de Agricultura, Víctor Villalobos, la subsecretaria de comercio exterior de la Secretaría de Economía (SE), Luz María de la Mora, y el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel. También se solicitó apoyo a los pequeños y medianos productores que no pueden pagar el arancel y se analice la diversificación de los cultivos y de mercados de exportación, la reconversión industrial de la hortaliza para generarle valor agregado e impulsar el consumo nacional.

Villalobos expresó el respaldo total de todo el gobierno federal a los productores de tomate y ofreció enviar al Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Sonny Perdue, una comunicación formal con las consecuencias que tal medida tendría para los productores y granjeros de ambos países.

El director de CAADES fustigó que la revisión de la totalidad de las exportaciones de tomate mexicano es una necedad más de los productores de Florida y no les reditúa ningún nivel de protección adicional. Además, ocasionará un nudo logístico en la frontera porque se tendrían que inspeccionar 120 mil camiones –hora y media por cada uno– lo cual afectará al resto de las exportaciones mexicanas de los sectores maquilador, automotor y electrónico.

Pese al problema en las negociaciones, Mario Robles sostuvo que se mantiene abierta la comunicación con el Departamento de Comercio y eventualmente se podría llegar a un acuerdo, pero que no afecte de manera significativa la exportación de México, ni tampoco el interés legitimo del comprador en Estados Unidos, porque eso sería peor que el arancel.

De cualquier manera, dicha dependencia y la Comisión de Comercio Internacional (ITC, por sus siglas en inglés) continúan la investigación antidumping contra el jitomate mexicano, cuyas determinaciones finales están previstas para el 19 de septiembre y el el 3 de noviembre de este año, respectivamente.

Los tomateros mexicanos confían en que se restablezca el libre comercio y ya no paguen ningún arancel por introducir su producto a Estados Unidos si logran demostrar que no cometieron dumping, es decir, que no vendieron la hortaliza por debajo de sus precios de producción como acusan sus homólogos de Florida y por lo cual se les impuso el gravamen de 17.5 por ciento.


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