Lentitud en ejecución del presupuesto por la transición, entre las amenazas: analistas; el relevo legislativo estadounidense puede poner en peligro al T-MEC, consideran
Entre los principales riesgos que se enfrentan para el crecimiento económico de México en 2019 destacan, en el ámbito internacional, un menor dinamismo global y en particular de la planta productiva estadounidense, de acuerdo con expertos.
En cuanto a factores internos, preocupa una lenta ejecución del gasto público en los primeros meses del nuevo gobierno, coincidieron académicos y analistas del sector privado.
El motor externo puede tener un menor dinamismo dado que la economía estadounidense se estaría expandiendo a un ritmo menor de lo observado en 2018. De acuerdo con las proyecciones más recientes de la Reserva Federal (Fed), el crecimiento de Estados Unidos pasaría de 3% en 2018, a una tasa de 2.3% el próximo año, lo que impactará a la economía mexicana, toda vez que 80% de las exportaciones nacionales se dirigen a ese mercado, comentó Alejandro Saldaña, gerente de Análisis Económico de Grupo Financiero Ve por Más.
Con la amenaza de una guerra comercial y las medidas proteccionistas que ha anunciado el presidente Donald Trump, el escenario de una desaceleración e incluso recesión en Estados Unidos suena cada vez más factible, lo que tendría un importante impacto para las manufacturas mexicanas que están íntimamente relacionadas al ciclo económico del principal socio comercial del país, opinó James Salazar, analista económico de CI Banco.
Además, un factor importante de riesgo para el crecimiento económico de México en el ámbito interno es la posibilidad de que exista una lentitud en la ejecución del gasto público ante el cambio de la administración.
“Este factor ya lo hemos visto en otros cambios de sexenio, principalmente en los primeros meses del próximo año, más aun con la salida de funcionarios, que podría significar una pérdida de capital humano, y acentuar este efecto de menor dinamismo de ejecución en el gasto a inicios del sexenio”, destacó Saldaña.
En este contexto, un riesgo interno adicional es que todas estas preocupaciones que hay respecto a la nueva administración y la nueva conformación del Congreso, sobre todo en cuanto a las iniciativas que han estado presentándose, es que la inversión privada se estanque, en proyectos como en confianza, dijo Salazar.
En el ámbito político, lo más importante es ver cuál va a ser la manera en que los legisladores de Morena van a acompañar las decisiones del Ejecutivo, o si van a emitir iniciativas que generen mucho descontrol e incertidumbre, tanto a la inversión financiera y física, opinó Aníbal Gutiérrez, profesor e investigador de la Facultad de Economía de la UNAM.
La inversión en México se ha mantenido estancada, con un dinamismo frágil en los últimos dos años, dijo.
Factores como la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cambio de gobierno y la incertidumbre que han generado algunos posicionamientos de la nueva administración pueden ser factores que limiten la inversión en los próximos meses, complementó el especialista de CI Banco.
Si se suma lo que se ha visto respecto a esta variable en los últimos años, también incide en un menor crecimiento económico para el país.
Adicionalmente, las tasas de interés han estado subiendo de forma importante, pues Banco de México (Banxico) volvió a anunciar un incremento de 25 puntos base en la tasa de referencia en diciembre, y al representar un mayor costo en el financiamiento, también podría afectar la inversión en el país y encarecer el crédito para el consumo, factores que limitarían el crecimiento en 2019, previó el analista de Ve por Más.
Además, se percibe el riesgo de que los legisladores demócratas en Estados Unidos echen para atrás el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), no porque no quieran negociar, sino porque hagan nuevas solicitudes, lo que volvería a generar incertidumbre y la amenaza de Trump de unaruptura. Ello puede convertirse en un peligro, aunque su probabilidad es baja, dijo Salazar.
En finanzas públicas, “estirar la liga” y poner el techo de ingresos alto implica que se quite margen de maniobra al gobierno, por si no alcanzan los ingresos para mantener el ritmo del gasto. Ello pone a las autoridades frente al riesgo de tener que recortar el gasto o provocar un desequilibrio fiscal, atendiendo las prioridades del presidente Andrés Manuel López Obrador, y habría que tomar recursos de los fondos de estabilización, lo que será mal visto por inversionistas privados, subrayó Aníbal Gutiérrez.
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