Antes de la reunión del G7 en la que participaron los países de las principales economías del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, se desató una crisis comercial por el agravamiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China que “tumbó” literalmente, a los principales mercados del mundo.
Sin embargo, en medio de la tensión llegó una señal que calmó los ánimos. Al final de la reunión del G7, Donald Trump dijo que funcionarios de Comercio chino se habían puesto en contacto con sus homólogos estadounidenses y que habían ofrecido volver a la mesa de negociaciones, en tanto, el viceprimer ministro, Liu He, quien lleva las conversaciones con Washington, confirmó que China está dispuesta a resolver la disputa comercial a través de negociaciones “tranquilas”.
El reto para México
Por más que se diga, o se pretenda aislar a nuestro país del resto del mundo, y hasta de su principal socio comercial y político, EUA, México está obligado a atender que la crisis comercial nos afecta y nos obliga a tener una posición clara y una estrategia que permita aprovechar los cambios que se están presentando en el mundo.
En estos momentos el gobierno de la República, a través de la Secretaría de Economía (SE), tomó la decisión de cerrar las representaciones comerciales y las 46 oficinas de promoción económica que se tenían en diversos países alrededor del mundo, debido a un innegable dispendio.
Cuando se toma una decisión de la magnitud de la que tomó la SE, el gobierno tiene que considerar las causas, sopesar qué se requiere para México en términos de promoción y defensa comercial, es decir, debe tener una alternativa viable ante el cierre de las representaciones, pero también, acerca de la necesidad que tiene México de estar presente en los principales mercados del mundo. ¡No se ve!
Consideraciones
Primero: La decisión de la SE de cerrar las oficinas comerciales es acertada y correcta para evitar el dispendio que significaban si se toma en cuenta su costo contra sus resultados. También fue un acierto el cierre de ProMéxico, pero lamentablemente, hay una falta de coordinación entre las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores.
Segundo: Es necesario que se dé a conocer cuál será la estrategia de promoción del comercio mexicano bajo el techo de las embajadas y consulados. Pareciera que el gobierno cumple solamente en una parte, la de cancelar el dispendio con las representaciones comerciales y con ProMéxico, pero no trabaja con la Secretaría de Relaciones Exteriores que encabeza Marcelo Ebrard, para transferir esa responsabilidad de promoción y defensa.
Tercero: Mala decisión delegar una función estratégica del Estado mexicano, como es el diseño de políticas públicas, al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) mediante las cámaras, por más patriotas o amigos que sean del presidente los empresarios, esa no es su función, de hacerlo, ésta quedará totalmente sujeta a sus propios intereses.
Cuarto: Es función del Estado atender y establecer las políticas públicas de las diferentes variables del comercio exterior como son: Atracción de inversiones, defensa de nuestros intereses, negociación y seguimiento de Acuerdos Comerciales, promoción de productos y servicios y logística, entre muchas más.
Quinto: El Estado debe, y está obligado, a salvaguardar los derechos de las empresas mexicanas en el mundo, en base a una estrategia de desarrollo y no de los intereses de unos cuantos.
Sexto: Desde que se dio la apertura comercial como una tendencia al término de la “Guerra Fría”, en la que el mundo se abrió económica y comercialmente y del que México no fue la excepción, surgieron, como en todos lados, oportunistas y vividores que distorsionaron el modelo para satisfacer sus ambiciones a través de la idea de que México exportara indiscriminadamente y que el Estado tuviera la obligación promover y colocar sus productos y servicios en favor, no del país, sino para ciertos grupos empresariales.
En comercio exterior es tan malo quien influye negativamente para beneficiarse, como el que coadyuva, desde la autoridad, a que esto suceda. Así como la apertura indiscriminada es una pésima decisión, también lo es el cerrar las fronteras bajo el pretexto de crear un mercado interno que solamente beneficie a unos cuantos que se ven protegidos por las políticas públicas bajo criterios nacionalistas muy distorsionados.
Séptimo: en ambos casos, el de la apertura indiscriminada o chovinismo, se genera el mismo resultado: No hay productos mexicanos, hay productos extranjeros ensamblados en México con mano de obra nacional o hay importaciones masivas para abastecer el mercado nacional.
Octavo: Lo que México no ha superado, ya sea con la apertura indiscriminada o con el proyecto de mercado interno, es que seguimos vendiendo lo que se elabora aquí a través de maquiladoras, pensando en vender a Estados Unidos y de cubrir una parte del mercado nacional.
Si Estados Unidos quiere diversificar sus productos, simplemente abren las fábricas en otro país, como hoy lo hacen en Vietnam para venderle a China y Japón. O sea, México lo que vende es su posición geográfica con Estados Unidos y a su vez, nuestro vecino del norte aprovecha esto para fortalecer su propia economía en detrimento de la nuestra, al hacernos dependientes como maquiladores y proveedores de fuerza de trabajo barata. Lo que nunca logramos en realidad es el desarrollo integral.
Los pocos productos de capital nacional requieren de comercializadoras estadounidenses porque hasta para el éxito del aguacate, por ejemplo, dependemos de las empacadoras gringas.
Por eso era necesario terminar con el despilfarro de ProMéxico y los agregados de muchas secretarias que solo eran vividores y recomendados que poco hacían.
El Comercio Exterior mexicano llega solo, y se promueve solo o con poco ruido por su privilegiada vecindad, pero se debe tener una estrategia para que el comercio exterior sea detonante de desarrollo y no solo promotor de intercambios de bienes y servicios que, intelectualmente, no se producen en México.
México debe dar el gran salto. No podemos seguir siendo la mano de obra barata sin estrategia de generación de empresas que se sumen a la Cadena de Suministro de la manufactura hecha en México. Para eso necesitamos: Aplicar aranceles a Asia, créditos accesibles, menos corrupción y burocracia y tener una estrategia sólida, no solo buenos deseos basados en intuiciones.
El actual gobierno no ofrece nuevas soluciones, simplemente pretende privatizar la promoción del Comercio Exterior con los mismos vividores de siempre. Es decir, no nos costará, pero las decisiones se tomarán en base a los intereses de quienes controlan las cámaras industriales.
Es urgente y necesario que se defina el plan de trabajo y la ruta para garantizar una promoción del comercio exterior, más una defensa de nuestra industria en el extranjero.
Por ahora solo parecemos estar en el “limbo global” en manos de los intereses de las trasnacionales o de ciertos empresarios vividores del proteccionismo y de explotar un falso nacionalismo.
0 Comentarios