La mirada de México está fija en el norte. Exactamente, en su principal socio comercial, Estados Unidos, adonde dirige más de 80 por ciento de sus exportaciones. Sin embargo, hacia el sur, ha descuidado a Centroamérica, mercado de 50 millones de personas, con las que comparte lazos históricos, culturales e idiosincráticos, que no obstante, ante la falta de apoyo y oportunidades, abandonan en masa su región en busca del llamado sueño americano.
Entre 1991 y 2018 las tasas de crecimiento de los países centroamericanos han sido modestas. En ese lapso, la economía mexicana se expandió a un promedio anual de 2.5 por ciento, mientras las de las naciones del sur lo hicieron a 3.6. No obstante, el producto interno bruto de México es más de tres veces superior al de toda Centroamérica.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el crecimiento económico insuficiente en Centroamérica, sumado a la pobreza y la desigualdad, donde el 10 por ciento de mayor ingreso obtiene hasta 70 veces más que el 10 por ciento más pobre, son las principales causas de la migración.
Otros factores, dice, son el alto crecimiento demográfico en las ciudades y el gran rezago rural; fenómenos naturales, como sequías e inundaciones; violencia o inseguridad, y la gran diferencia salarial con Estados Unidos, que se ha convertido en el destino de la mayoría de los migrantes.
Para Rocío Méndez, catedrática de la carrera de relaciones exteriores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el país, como la economía más grande, debe tomar la batuta en la región y voltear más hacia Centroamérica, no brindando apoyos gubernamentales, sino creando un ecosistema seguro para que las empresas mexicanas inviertan más en la zona, lo que creará mayores empleos y mejor pagados.
La prioridad de México, evidentemente, siempre ha sido Estados Unidos, y actualmente, con la nueva administración, hemos visto una mayor inclinación hacia ese mercado, pero es importante que no se descuide Centroamérica, porque hay cercanía geográfica y cierta afinidad. Además, su desarrollo se reflejará en menos migración e inseguridad, expresó la también especialista en negocios y comercio.
Iniciativa de la Cepal para robustecer el desarrollo
Como medida para fortalecer la relación de México con las naciones centroamericanas, la Cepal presentó el Plan de Desarrollo Integral para El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México, con el cual busca crear un espacio de desarrollo sostenible estimulando el crecimiento económico, promoviendo el acceso universal a los derechos sociales y garantizando los derechos durante todo el ciclo migratorio.
La iniciativa contempla 22 programas temáticos y 108 proyectos listos para poner en marcha, que involucran una inversión de 25 mil millones de dólares en cinco años.
Dicho proyecto se da en un contexto en el que una caravana de migrantes provenientes de Honduras se encuentra en la frontera entre México y Guatemala, en busca de cruzar el territorio nacional para finalmente llegar a Estados Unidos, con el propósito de escapar de la pobreza y la inseguridad en su país.
De acuerdo con la académica de la UNAM, desde 2011, cuando México, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua firmaron el Tratado de Libre Comercio entre México y Centroamérica, las relaciones comerciales entre ambas partes se han incrementado; sin embargo, no ha sido suficiente.
Prueba de lo anterior, subrayó, es que Estados Unidos y la Unión Europea, en su conjunto, acaparan 72 por ciento de las exportaciones y 54 por ciento de las importaciones de Centroamérica. Además, en 2018 Corea del Sur firmó un convenio con El Salvador para exportar mercancías de alta tecnología a tasas preferenciales, mientras, en su mayoría, México manda a esa nación productos perecederos.
México debe crear políticas prácticas, con las cuales las empresas quieran invertir en Centroamérica, de modo que ofrezcan empleo y prosperidad. Eso también sería benéfico para este país, porque frenaría la migración y reduciría la inseguridad. La realidad es que nadie sale de su nación por gusto, sino por necesidad, comentó la catedrática.
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