Desde su creación en 1995, la Organización Mundial del Comercio (OMC) pasa por la mayor crisis que está lejos de resolverse, y amenaza su viabilidad. Para México el futuro de la OMC resulta esencial por muy diversas razones, pero, sobre todo, porque un retroceso en el sistema puede tener consecuencias muy negativas para la economía mundial, lo que a su vez perjudicaría a la economía mexicana.

De la OMC se espera que sirva para resolver disputas comerciales entre sus 164 miembros a través del Mecanismo de Solución de Diferencias y su Órgano de Apelación; que establezca las nuevas reglas para el comercio a través de una agenda de negociaciones multilaterales; y que asegure el efectivo cumplimiento de los compromisos de la membresía a través de la revisión de sus políticas comerciales.

La Organización refleja claramente la crisis por la que atraviesa el multilateralismo y la necesidad de redefinir las reglas que hoy rigen el comercio internacional. Su solución es responsabilidad de todos y cada uno de sus 164 miembros, pero se antoja complicada ante la falta de compromiso de los actores principales.

Por años, la OMC ha estado en el centro de críticas que señalan que ésta carece de las herramientas adecuadas para atender los nuevos desafíos que presenta la economía global y para que nuevos actores en el comercio internacional asuman sus responsabilidades con un sistema que les ha brindado grandes beneficios. Los limitados resultados en negociaciones multilaterales y el incremento en las tensiones comerciales han llevado a la OMC a una encrucijada que ha hecho más evidente la urgencia de mejorar su funcionamiento para preservarla como el espacio de negociación que permita efectivamente generar las reglas del comercio y la producción globales del Siglo XXI.

La crisis de la organización ha dado pie a conversaciones informales de las cuales México participa a través de la Secretaría de Economía en torno a una posible reforma de la OMC con tres principales líneas de acción. En primer lugar, abordamos las cuestiones relativas al sistema de solución de diferencias, incluyendo solucionar el bloqueo en los nombramientos de las vacantes del Órgano de Apelación (OA). Para México, es fundamental lograr una solución al impasse del OA, el cual, de no tomar acción inmediata, a partir del 11 de diciembre contará con sólo uno de sus siete miembros, haciendo inevitable su parálisis. Nuestro país ha copatrocinado distintas propuestas para mejorarlo y atender las preocupaciones de un miembro para permitir su desbloqueo. En segundo lugar, apoyamos fortalecer la labor de los órganos ordinarios de la OMC. Por ello, reconociendo la importancia de la transparencia, abogamos por hacer más eficientes los procesos para cumplir con las obligaciones de notificar el cumplimiento de las obligaciones contraídas. En tercer lugar, buscamos mejorar los trabajos de negociación de la organización. Específicamente, hemos subrayado la necesidad de lograr un acuerdo sobre las subvenciones a la pesca para dar cumplimiento al Objetivo de Desarrollo Sustentable 14.6 y al mandato de la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Buenos Aires en diciembre de 2017. Del mismo modo, reconocemos la importancia de las negociaciones en materia de comercio electrónico —lanzadas en enero pasado y a las cuales nos sumamos desde el inicio— como una respuesta necesaria a las demandas de adecuar las reglas de la OMC a las nuevas formas de hacer comercio mediante plataformas tecnológicas.

El debate en el que participamos en el seno de la OMC es vital para México pues lo que resulte tendrá incidencia sobre la economía mexicana a través del comercio internacional, herramienta fundamental del crecimiento y desarrollo nacionales. Para México es primordial que la OMC ofrezca reglas claras, que responda de una mejor manera a las realidades de su membresía y que asegure que contemos con los instrumentos para hacer frente a los desafíos actuales de una economía con una multiplicidad de retos y oportunidades.

Ante un escenario de iniciativas unilaterales y proteccionistas, México reafirma su compromiso con un Sistema Multilateral de Comercio funcional y transparente. Como lo hicimos recientemente en la reunión del Grupo de Ottawa realizada en septiembre pasado en Ginebra y en la Reunión Informal de Ministros de la OMC en Shanghái, hoy 5 de noviembre, desde la Secretaría de Economía continuaremos impulsando propuestas que permitan a la OMC enfrentar adecuadamente las actuales realidades y desafíos del comercio internacional. Sin duda, las discusiones de algunos o todos estos elementos se intensificarán de cara a la 12ª Conferencia Ministerial de la OMC, a celebrarse en Nursultán, Kazajistán, en junio del 2020 por lo que continuaremos participando de manera activa y con responsabilidad en las discusiones encaminadas a una muy necesaria reforma de la OMC.


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